El mejor cielo

EL MEJOR CIELO

Melisa tal vez fuera la reina de los espirales. Si no bastara como prueba a esta afirmación su manera de revolver el café, -si aun no me creyeran-, solo bastaría verla pelar una naranja, un durazno, contar una vuelta de sus rulos para admitirlo. Con ella casi todo es un bucle.
A él le gusta tanto el olor amargo que tiene un rato antes de bañarse, le gusta tanto como desordena sus libros, que le perdona sus pantuflas de oso panda. Tiene unas piernas que caminan por ella y parece, en sus equinas, que un luthier la dejó a medio terminar. Le gusta todo eso también.
Por la ventana pasa un número absurdo de patos y, a esta altura, no le preocupa para nada que quiere decir eso. Mejores argumentos tampoco lo convencieron antes.
A ella también debe gustarle algo de él, se le nota. Le gusta escuchar a la mañana el relato de sus sueños, que casi exige cada día. Su cara de haber dormido bajo un puente, su olor a dormido, su erudición de mala muerte. Son cosas que le gustan y que le perdona.
El diario para él primero. Y ella, las tostadas en un plato. Veanlá, que belleza. Con un cuchillo para untar y un pan de manteca desafía la gravedad. Un rulo blanco y finamente graso, de la manteca mas cara, obviamente, circunvoluciona sobre un centro que se mueve a medida que sus paredes se lo exigen.
Finalmente el rulo cede ante su peso y se desploma amarilleando su derrumbe en algunos puntos. El mismo desencanto que producen las casas de naipes cuando te las soplan, pero con un aire Maud Forget que nunca vi en quienes ponen esas caras, se pinta en la de su chica. En la de él, la misma cara del que las sopla.
“-¿Qué mirás?” Con su vocecita de nena boba, de reciente ex adolescente criada a cajitas felices, con su vocecita de cajita musical con poca cuerda.
“- Ya sabés.”
Y ella es feliz y se muerde el labio inferior de puro contenta. Lo vuelve a mirar y sacude la cabeza como diciendo “que tonto”. Y se vuelve a morder el labio. Le pasa la tostada y retoma la construcción de otro rulo. Y él, feliz también. Le da gusto superar con éxito una pregunta tan difícil.
Viven de la plata del papi de Melisa y hace tiempo que los dos dejaron de mentirse. Ya ninguno monta teleteatros en reclamo de independencia económica. Una vez trataron de vivir de lo que él traía al hogar. En el tercer plato de fideos con queso, o antes, renunciaron al intento. Con esa plata regalos y salidas. El mejor cielo esta al alcance de la mano.
“- ¿Otra vez lo mismo?”
“-Aja”
Y es que siempre sueña lo mismo. Y es que ella siempre se lo pregunta. Como un ritual. Todas las mañanas desde que están juntos ella lo escucha sin vocación de analista, con un placer tan barato que parece de mentira.
La primera vez que le contó un sueño fue en una plaza, apenas empezaban a salir. Supo después que era la primera vez que alguien le contaba un sueño. Se lo contó porque era gracioso y todavía estaban en esa etapa en que uno quiere hacer reír al otro. Cada vez que piensa en esa etapa se recuerda como un conductor de TV. No hay idiotez que no hagamos por ellas.
Había soñado con la selección argentina. El era una mezcla de varios jugadores y de él mismo. El DT de la selección no era Bielsa, era Bilardo. En una chocita de madera y ventanas con tela mosquitera, mientras Bilardo explicaba tiza en mano una estrategia ganadora, el le preguntó: “- Doctor… ¿y usted, piensa que podemos ganar el mundial?” Con lágrimas en toda la cara Bilardo lo abrazaba y le decía: “-Nene, yo inventé el mundial.”
Ese día se fueron de la plaza, él hablando como un idiota y ella callada. Antes de despedirse ella le preguntó, “- ¿Vos también soñás que sos muchas personas?”. El la miró sorprendido, se había olvidado que le había contado eso, había dicho cosas mucho mas interesantes, era injusto que se acordara del sueño. “–Yo también sueño así, no sabía que todos podían soñar así. Es la primera vez que alguien me cuenta un sueño, me gustó mucho.” Y después le dio un beso y se subió a un taxi.
“- Tomá.”
Otra tostada y otro rulo. Él se pasa las manos por la cara, parece de plastilina a esa hora aunque no siente su cara, en realidad, al final de los dedos. Agarra la tostada, pesada de mantecas circulares y a la vez insustancial y sabe exactamente como va a seguir todo, así que empieza a separar los suplementos que mas le gustan. La conoce tanto.
“- Mi amor, quiero hacer el crucigrama” dice mientras se levanta y busca un lápiz en la repisa.
“- Ya sé” Y la ve volver hasta la mesa.
La mira todo lo que puede sostener la mirada, porque ella tiene dos pozos de tinta china en lugar de ojos. Tiene una mirada que no da rebotes, que absorbe, pero que da pánico. Nunca encontró como explicárselo pero un día miró el fondo de un río transparente y de deshielo, no pudo ver el fondo aunque el agua era clarísima y no pudo pensar en nada mejor que en eso para compararlo.
Ella sabe que él siempre baja la mirada y le gusta ganarle en ese juego pero a veces, por ternura, se muerde un labio y pestañea largo.
“Ni, uno, ni dos, ni tres, ni ningún grupo de patos posible” vuelve a pensar y la mira sacarle punta al Faber Castell como una colegiala. Regalándole un perfecto espiral de maderita. Dedicada al detalle escrupuloso del filo de granito, respondiendo solo a una exigencia interna, como una obra de arte para nadie.
“-Amor, siete letras, heliotropo…” lo invita a resolver el crucigrama con ella.
“-¿Girasol?”
“-¿En serio? Ay, me encantan los girasoles. “Quien planta girasoles en la luna” tararea, -“Como me gusta esa canción”.
El se deleita solo con mirarla, y feliz de verla orgullosa de él por apostar a los girasoles. Mientras trata de imaginar como se complicaría la vida de un pobre girasol en la luna, obligada a sus propias rotaciones y traslaciones mas las nuestras y la pobre planta sin apartar el anhelo del sol, recuerda que el también se sintió orgulloso de ella cuando en la cama le mostró que había encontrado un guiño a Borges en “Las armas secretas”. Su burguesita redimida haciendo filología para principiantes. Debe haber puesto la misma cara, tal vez sin tararear nada.
“-¿Y?” Como un armónico.
Y él sabe perfectamente a que se refiere, que es lo que quiere saber, que es lo que cree que quiere escuchar. Viene contándole sus sueños hace mucho tiempo. A Melisa le gusta escucharlo contar sus sueños.
“-Siempre igual Melisa”
“-No puedo entender que no sueñes nada nuevo” Meneando con efímera diversión su cabecita, como diciendo “que tonto”.
Si pudiera explicarle, Dios. Si pudiera decirle “Tus ojos son como dos charcos” “Tus piernas caminan por vos” Si tuviera la chance de no bajar la vista… A esta altura quisiera que los patos significasen algo.
“-No.” Dice pero en su voz se nota que hubiera podido decir otra cosa si hubiera podido decir otra cosa. Le hubiera contado que siempre es igual, que siempre sueña lo mismo, que nunca puede contarle nada nuevo aunque ella ame escucharlo contar sus sueños, que este es el momento mas feliz de su vida.
Ella abandona el crucigrama. Levanta los ojos en dirección a él. Lo mira con compasión pero sin saber que nunca va a poder entenderlo. Inevitablemente se muerde el labio inferior y él trata de sostener la mirada aunque sabe que esta vez ella no va a pestañear. Siempre creyó que iba a poder encontrar una palabra que se explicara a si misma pero ni siquiera es libre de elegir lo que va a decir por eso y aunque desearía amordazarse para no hablar le dice “-Te extraño tanto, mi amor…” y ve en sus ojos de charco, de tinta, de noche abierta y precipicio, el peso salado de una revelación que pasará de largo.
“-No entiendo”, le alcanza a decir ella y él hubiera querido decir “Dios, ojalá pudiera quedarme”. Y ve una lágrima en su carita de nena milagrosa pero la siente correr por su propia mejilla. Y cuando despierta sabe que es suya y está frío de sudor.
Dios. Siempre es igual desde que murió Melisa.


Ariel.

1 comentario:

Pasajera en trance dijo...

Mi querida Mayli q buenas frases!!
Viendo que tomas frases para la vida te regalo algunas partes de un libro de Barylko que estan buenas...
"Saber disponer de la cultura es el unico medio que tenemos para ser libres, para conocer nuestras fronteras, nuestras prisiones; en consecuencia uno podria vivir mejor, menos enajenado , menos angustiado y con mayor fruicion en calidad de vida. - Conocerse es tarea para toda la vida. Esa tarea ideal choca con lo imposblie. Me alegra profundamente ser un extraño para mi mismo. Soy mi mayor misterio. No hay que reir ni hay que llorar sino tan solo comprender. -
Nacemos con alas, luego la sociedad y la cultura nos reducen,nos dan nombres, nos marcan caminos. Eso es justamente lo que da seguridad a la vida, pero tambien es lo que impide vivir en uno mismo, en la autenticidad.
Uno mismo es el hombre abierto.Cuanto menos te etiquetas, tanto mas eres tu mismo. Asi se enamora uno, abriendose al otro, asi se compromete uno. Tomandose y arrojandose. JUGANDOSE
Ser natural y autentico es todo un trabajo. Exige asumir la responsabilidad de soñar los propios sueños, de pensar por si mismo y salirse de la via señalada por los demas.
Vive con la plena conviccion de la inseguridad, de que mañana no sera hoy, de que nada se repite. De sorpresa en sorpresa, sorprendiendote a ti mismo, siendo alguien que no conocias. Te asombraras al descubrirte..."
- Gnothi sauton - conocete a ti mismo (Socrates)

bueno may unas palabras para empezar a ver las cosas de otra forma... espero que te sirvan
TE QUIEROOOOOOOOO